(Haciendo un paréntesis, siempre me ha dado curiosidad entrar a estos comedores. Pero hasta ahora, mi curiosidad no ha podido vencer a mi holgazaneria, pues el parqueo más cercano está a tres cuadras.)
Al echar un segundo vistazo, pude apreciar que todavía estaba puesta la manta vinílica que recibió al presidente de Brasil cuando visitó los Comedores.
(Ya que me permitieron hacer un paréntesis, ahora hago otro. Me preocupa que tengan que llevar a los dignatarios extranjeros a comer a comedores públicos. Realmente la crisis nos ha pegado duro.)
Lo último que vi antes de seguir adelante fue el rótulo del comedor, pero por alguna jugarreta óptico-mental, leí COMEDORES SOLITARIOS.
(Este será mi paréntesis final, lo juro. Cuando se tiene una imaginación tan activa como la que yo tengo, cosas pequeñas bastan para hacerla funcionar a todo vapor. Así que durante todo el resto del camino fue inevitable que mi cerebro me bombardeara con vívidas imágenes de refectorios donde cada comensal era obligado a sentarse por aparte, sin hablarle a nadie y con un antifaz del Llanero Solitario puesto. En momentos como éste, agradezco el hecho de no llevar pasajeros en el auto. Al verme riendo solo, me habrían llevado directo al manicomio. )
Buen provecho a todos. O más bien, Hi-Yo Silver.
