domingo, 7 de junio de 2009

Hablad ahora o callad para siempre



Hace tiempo que descubrí que tengo un talento inusitado para meter la pata a cada rato. Por supuesto que no es intencional, pero sucede. Y cuando lo hago, recibo los reclamos con resignación y humildad. Pero si y solo si, me alegan en un tiempo prudente.

Yo entiendo que no es bueno reclamar en el momento. A veces sí es necesario calmarse un poquito para no soltar vociferaciones que puedan traumatizar excesivamente a la otra persona. Sin embargo, esperar demasiado es mucho más nocivo.

Los reclamos no son como el vino: no se hacen mejores con el tiempo. Al contrario. Entre más tiempo guardes un reclamo en el corazón, más agrio y más tóxico se convierte. Y cuando al fin sale, es tan corrosivo como el vitriolo.

Y cuando finalmente se reclama, el objeto del reclamo es tomado totalmente por sorpresa y por lo tanto es incapaz de defenderse o explicarse. He conocido personas que me han reclamado por cosas hechas semanas, meses o hasta años atrás. Y eso tampoco se vale.

Por eso yo le pido a todos mis amigos, que si hago o digo algo que los ofenda, me lo digan cuanto antes, porque loterías pasadas, no son pagadas.

1 comentario:

edgar dijo...

Ala mano tenes razon, esa mara que anda alegando al rato ya cuando uno ni se acuerda, que asco.

Por si no los han leído:

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