jueves, 17 de septiembre de 2009

Bloqueos

(imagen: Marcel Van Gunst)

No tengo ni idea que decir, lo admito. Ya perdí la cuenta de los minutos que he pasado sentado aquí, irradiando mis ojos con la luz de la pantalla, sin que una sola idea brinque de mi cerebro hacia mis dedos. Como la insultante blancura del monitor se ha vuelto intolerable, me pongo de pie y paseo un poco por la habitación, confiando que el movimiento haga que se libere el engranaje atascado que impide el adecuado funcionamiento del computador mental. (¿Ponen todavía engranajes en las computadoras hoy en día? Si no es así, valdría la pena cambiar de metáfora).


Veo un poco de televisión, pero la programación no ayuda. Ciento cincuenta canales con señal digital y ni un solo buen programa. Hasta un informercial podría ser interesante, pero ahorita no hay ni uno solo que valga la pena.

Hojeo un par de revistas, y me emociono al ver que Apple va a sacar un nuevo sistema operativo, hasta que me doy cuenta que la revista es de 1997. Navego en Internet, pero la conexión está lentísima. Chatear sería muy bueno, pero es de madrugada y nadie está conectado.

Saco el cuaderno de notas y paso las hojas color crema en donde he apuntado los esbozos de ideas que se me han ocurrido aquí y allá. Veo una que me parece muy prometedora, pero en eso recuerdo que ya la usé en una ocasión anterior. Salir a dar una vuelta podría ayudar, pero hacerlo a esta hora únicamente redituaría historias sobre asaltos narradas en primera persona.

Me siento de nuevo ante la computadora, dispuesto a encarar el desafío que me arroja la brillante superficie repleta de píxeles. Con frustración, tecleo aleatoriamente, con la débil esperanza de que los caracteres se acoplen en palabras que luego se transformen en oraciones y párrafos con sentido. Pero lo que funciona para los dadaístas no sirve para la narrativa, y desecho el intento.

Finalmente decido hacer trampa y me conformo con producir un artículo introspectivo que narre los tortuosos momentos que a veces se sufren cuando se desempeña esta tarea llamada escribir. A veces no hay de otra.

5 comentarios:

El Leñador de Ojalá Ta dijo...

Definitivamente, ya es hora de tirar algunas de tus revistas.

Erik Lehnsherr dijo...

Y ese de la imagen sos vos? Bien podrías serlo, por esa lujuriosa barba, jajaja. Sólo te falta el pelo largo al estilo de los mancebos de los llanos.

Prado dijo...

es un retrato adecuado del tedio. Grande para meterle ironía. Grande para hacer de la ironía una pedrada de la que uno no se hace el quite.

Saludos

Mr_Jules_Valley dijo...

¡Animo! Cuando las musas no te visitan. Hay que ponerles trampas para que caigan.

Matzo Panne dijo...

Maestro! No le des tantas vueltas al asunto, al contar todas tu odiseas para ver que fluye, ya estas escribiendo... y lo narraste muy divertido y de forma entretenida, jaaja.

Saludos Panddianni!

Por si no los han leído:

Related Posts with Thumbnails