lunes, 9 de noviembre de 2009

Festejos anticipados


(foto: GK & Vikki Hart)

Desde hace un par de semanas, los villancicos resuenan en la radio, e imágenes de Santa Claus, renos y osos polares nos sonríen cada vez más frecuentemente desde las carteleras, las revistas y la televisión. Es indudable: la época navideña ha llegado. Nadie diría que falta todavía mes y medio para el 25 de diciembre.

Hay a quienes les molesta la premura con la que los comerciantes pregonan la venida de la Navidad. Y es que nunca falta la tienda que empieza a vender adornos navideños desde mediados de agosto. Pero en general, los comerciantes se comportan con mucha más discreción, e inician sus campañas de publicidad navideña a partir del 1 de noviembre.

Las emisoras también han moderado su estilo. Hasta hace unos años no era raro escuchar anuncios que empezaban cuentas regresivas con muchos meses de anticipación (“Ya sólo faltan trescientos sesenta y cuatro días para la Navidad”).

Pero aún con estas tendencias hacia la moderación, todavía hay personas que se molestan por la anticipada proclama navideña. Estas personas no se quejarían si se dieran cuenta del gran favor que intentan hacernos nuestros amigos comerciantes.

Actualmente tenemos un gran inconveniente. Dos eventos muy distintos que toman lugar en la misma fecha. Por un lado tenemos la Natividad cristiana, con sus ritos y tradiciones religiosas que celebran la venida del Mesías hace más de dos mil años, según consta en el Nuevo Testamento. Y por otro lado, tenemos la Navidad, donde se celebra la venida de Santa Clós, santo patrón de los intercambios de regalos. Este evento también tiene muchas tradiciones propias, como la muy venerada Compra Frenética de Obsequios el Día Antes de la Navidad y la Copiosa Ingesta de Alimentos y Licores. También son propios de estas fechas los ataques de pánico, los engordes súbitos de tres a cinco kilos y las intensas resacas de varios días de duración.

La simultaneidad de estos eventos tan importantes ocasiona que no puedan disfrutarse adecuadamente, teniendo que optar entre uno u otro, lo que ocasiona abundante estrés y molestias para todos. Bien dicen que no se puede servir a dos amos. Por esta y otras razones, los atentos mercantilistas humildemente nos dan la oportunidad de empezar a celebrar la Navidad con mucho tiempo de anticipación, dejándole libre el camino a todos los que deseen celebrar la Natividad en paz, rodados de gentes de buena voluntad.

3 comentarios:

Zapato Rojo dijo...

Ala si, celebren sus aniversarios religiosos si quieren, pero déjenos la Navidad a los herejes!!

Go Jira dijo...

Mano, yo lo que digo es que si se puede separar relgioso de mundano... al menos esa es la idea detrás de Día de Reyes en otros países... yo no sé porque no todo el mundo lo hace así.

Rachel Macadamia dijo...

Hasta ahora estoy leyendo este articulo. No sé como se me pudo pasar por alto. En fin, me parece que tienes toda la razón: la religiosidad es de esas cosas que no deben contaminarse con el materialismo.

Digo, a quién no le gustan los regalos, pero todo tiene su lugar y su momento!

Por si no los han leído:

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