jueves, 22 de octubre de 2009

Pecador, ¿yo?


(foto: Garry Wade)

Creo que todos estamos de acuerdo que pecar es malo. Al igual que la venganza, mata el alma y la envenena. Sin embargo, hay ciertas actividades que han sido clasificadas como pecado de forma totalmente arbitraria e injusta.

Por ejemplo, la envidia es algo muy necesario, pues nos permite manejar la insatisfacción que sentimos cuando el éxito ajeno supera al propio por razones justificadas o injustificadas. Y es porque no nos gusta ver triunfar al prójimo, que nos encanta verlo malbaratarse. Quien no se haya reido viendo videos caseros de personas tropezando, golpeándose o malmatándose, que tire la primera piedra.

Y ni siquiera es necesario prender la tele para ver gente haciendo torpezas todo el día. Basta salir a la calle para ver a más de un simplón abollando su parachoques contra la pared al parquear o derramándose el café encima. Luego uno lee el diario y se entera de genios que deciden que el mejor momento para fumar un cigarrillo es cuando están rodeados de varias toneladas de material inflamable. Cuando uno se entera de eso, ¿cómo puede ser malo sentir que uno es mejor que los demás? ¿Acaso es soberbia cuando uno realmente es mejor?

En un mundo ideal, tener a tanta gente inferior a uno rondando por allí no sería problema, pues uno se pasaría riendo el día entero de ellos. El problema es que muchas veces los bobos son los que tienen el sartén por el mango. Por alguna extraña paradoja del destino, pareciera que entre más tonto es un individuo, más dinero y/o poder tendrá a su alcance. ¿Es eso justo? No. ¿Puede alguien culparnos porque esto nos llene de ira pura? ¡Por supuesto que no! Y mientras uno no se disponga a matar o mutilar a nadie, un poco de ira hace bien. Le recuerda a uno que está vivo.

Otra cosa que lo hace a uno sentirse vivo es un estómago que reclama alimento. Comer es necesario. Y también puede ser muy sabroso. Sí, claro: hay gente que se muere de hambre, pero cualquier nutricionista nos dirá que darles hamburguesas o papas fritas no es la solución. Los desnutridos necesitan atoles y alimentos especiales. Entonces, ¿qué hacer con toda esa comida que no les podemos regalar? No hay de otra: tendremos que comérnosla. Tampoco se trata de desperdiciar.

Claro que comer tanto no es barato. Nada bueno en la vida lo es. Y ¡vaya si no tiene cosas buenas la vida! Por ejemplo, los televisores. A veces no basta con sólo tener uno en la sala, especialmente cuando todos quieren ver diferentes programas. Entonces lo mejor es que cada quien tenga una tele propia, con cable y todo. Y lo mismo pasa con las computadoras. Y con las líneas telefónicas. Y con los autos. Por supuesto, si todos tienen lo suyo, entonces se necesita una casa más grande. ¿Y qué tal dos casas? ¿O tres? No va uno a vivir apuñuscado cuando puede vivir con comodidad, ¿verdad?. Pero para todo esto se necesita dinero, mucho más del que tiene uno. Y por eso es que se aspira a tener mejores ingresos, a mejorar. ¿Y a eso le llaman codicia? ¡Qué vergüenza!

Y ya que hablamos de mejorías personales, pocas personas lo necesitan tanto como las pobres gentes que participan en la industria del erotismo. ¿Cómo puede haber gente que piense que la lujuria es algo malo, cuando le da de comer a miles y miles de actores y actrices que son tan humildes que tienen que trabajar desnudos? Esa gente que nunca compra revistas ni películas para adultos, ¿acaso no tienen corazón?

Finalmente, llegamos a una de las actividades que menos se entiende que se le clasifique como pecado: el deseo fervoroso de descansar. ¿Acaso hay algo más sabroso que regodearse en la cama un domingo a las diez y media de la mañana? Claro que no. ¿Y por qué se siente bien? Porque estamos lejos de todas esas actividades que nos llenan de estrés, que nos suben la presión y que nos ponen de mal humor. Reposar en la cama o en un cómodo sofá nos permite realizar actividades que nos mantienen informados y entretenidos: ojear el diario, ver la tele, y -para aquellos que tienen conexión inalámbrica y una laptop- meterse a internet para leer páginas importantes, como este blog. ¿Cómo puede ser eso pecado?

7 comentarios:

Rodrigo Polo dijo...

Nunca estuve más de acuerdo!
Personalmente creo que los intereses que "inspiraron" a escribir el famoso libro donde se mencionan los pecados son claros, es pecado comer (así nos quedamos nosotros con la comida) es pegado ser "aragan" (así los mantenemos trabajando de esclavos) hay que vivir fregado en esta vida, porque en la siguiente vas a ser millonario, o tener miles de virgenes, o reencarnar en algo mas dichoso etc. etc. (digamosles que hay que ser martires para seguirlos explotando y que no se levanten en revolución contra el sistema)

Me gustó el post.

Jean E. Saispas dijo...

mmmmm...¿entonces vivir en una anarquía es lo mejor? si así fuera, estariamos mil veces mas pisados de lo que estamos...

Carolina Morales dijo...

Creo que nadie ha hablado de vivir en anarquía. Tan sólo se ha hablado de vivir con muchos menos complejos. La culpa es la forma más fácil de dominar a las masas: cada quien se encarga de mortificarse a sí mismo.

Patricia Cortez dijo...

me has hecho reir, especialmente porque los mismos que colocaron esa lista de pecados, permitían que se azotara a los esclavos y a la mujer, en fin, deliciosa lectura de un importante blog

Lupe de Vega dijo...

Comentando esta columna con una amiga, ella me decía que lo que se estaba promulgando era el libertinaje. Pues yo no lo creo, mas bien creo que esto es como lo de la despenalización parcial. Al menos así lo entendí.

Alberto Montes dijo...

He llegado a la conclusión de que pecar en general no es muy práctico:

Si comes o bebes mucho, te mata el colesterol y todo eso.
Si follas mucho, te sale una enfermedad o peor aun, un hijo.
Si envidias lo ajeno, desperdicias tu tiempo viviendo la vida ajena en vez de vivir la propia.
Si solo te la pasas deseando cosas que no tienes, no vas a aprovechar lo que si tienes.
Si eres un perezoso, nada vas a hacer en toda tu vida.
Mucha ira y la presión arterial te va a fastidiar la vida. Aparte que puedes parar en prisión.
Y bueno, eso de creerse mejor que todos al final hace que cualquiera sea un pelmazo.

Gallo Pinto dijo...

La única forma segura de no pecar, es no vivir.

Por si no los han leído:

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