miércoles, 7 de abril de 2010

Rezago cultural

(Foto: Antoine Rouleau)

Hace poco los científicos dieron la terrible noticia de que, a consecuencia de los recientes movimientos sísmicos ocurridos en el hemisferio sur del continente americano, los días se ha acortado dos milésimas. Estas fueron malas nuevas para mí, pues ahora tendré aun menos tiempo para actualizarme.

Estar al día es una actividad muy importante para los ciudadanos del siglo XXI. Y nada es más importante que estar al día con el entretenimiento. Pero esto no es precisamente fácil.

Consideremos al mundo del cine, por ejemplo. Se estima que cada año se producen 5,000 películas en todo el mundo. Si calculamos que la duración promedio de una película es de 90 minutos, eso quiere decir que para poder ver todas las películas de este año en un lapso de 365 días, tendríamos que dedicar 20 horas diarias a ello, lo cual nos dejaría exactamente cuatro horas al día para comer algo y dormir antes de volver a empezar.

Y si a eso agregamos los cientos de miles de episodios de televisión, obras de teatro, libros, revistas que entran en circulación anualmente, estamos hablando de millones de horas de entretenimiento que no es posible absorber ni aun teniendo más ojos que una mosca.

Además, el entretenimiento es como la costilla de cerdo: exige tiempo para ser digerido adecuadamente. Los libros exigen una lectura reposada, para que el cerebro produzca las imágenes mentales que el autor desea que construyamos. El cine y la televisión requieren de un análisis semiótico y narrativo, para analizar todos los elementos e historias mostrados en la pantalla. Debido a la gran cantidad de tiempo necesaria para desentrañar cada pieza de entretenimiento, hay que olvidarse de la cantidad y enfocarse en la calidad. ¿Pero cómo elegir lo mejor?

Al rescate llegan los críticos del entretenimiento, quienes dedican su tiempo a experimentar libros, películas y televisión para que nosotros no tengamos que hacerlo. Es gracias a ellos que en vez de tener que ver las 5,000 películas anuales, sepamos que únicamente unas 100 valen la pena ver.

El problema es que aún no he logrado que me paguen por leer libros, ver televisión o ir al cine, así que tengo que hacer milagros con el tiempo libre que me queda. Eso significa que, con suerte hojeo una revista cada dos días, veo una película a la semana, leo un libro cada tres meses y veo televisión cuando puedo. A ese ritmo, calculo ponerme al día con mis pendientes alrededor del año 3026.

Eso, si ningún otro terremoto decide hacernos los días aún más cortos.

2 comentarios:

Alberto Montes dijo...

Veo que no estoy solo en mi angustia. Gracias por el buenisimo artículo.

Jeni Goldfaber dijo...

Mis padres han ido a la tienda y me han comprado tres DVDs. Creo que no se han fijado en la pila de DVDs que no he visto todavia. Supongo que ahora tendré que quedarme en casa toda la semana para adelantar un poco. :S

Por si no los han leído:

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