viernes, 23 de abril de 2010

¿El adiós al libro?

(Foto:Justin Hutchinson)

Imaginen que unos días antes de celebrar su fiesta de cumpleaños, tocaran a su puerta para avisarles que tienen los días contados. Menudo chasco, ¿no? Pues eso exactamente le ha pasado al libro de papel.

Cuando poco faltaba para celebrarle su día, las publicaciones de tecnología ya le han vaticinado al libro análogo su pronta defunción a manos de las nuevas computadoras-tableta. Estas modernas maravillas tienen pantallas grandes, texto de tamaño ajustable y suficiente disco duro para meterles todos los textos que uno quiera. Por si eso fuera poco, con las tabletas se puede navegar en la Red, crear documentos, bases de datos, presentaciones y mil cosas más. Pero a pesar de todas las maravillas de las tabletas, aun falta bastante para que acaben con los libros de papel, como tanto se ha profetizado.

Es cierto, un material impreso no cuenta con vistosas animaciones, hipertextualidad o acceso a la Red, pero goza de una presencia y una legitimidad que no tiene el texto electrónico. El libro digital está compuesto de unos y ceros transformados en millones de píxeles exhibidos detrás de una vitrina de cristal líquido, donde no pueden ser tocados sin riesgo de electrocución. En cambio, el papel y la tinta que constituyen un libro invitan a ser palpados y experimentados a la vez que le prestan colores, texturas y aromas propios a la lectura. Así como el olor a automóvil nuevo es parte de la experiencia de conducir, el intoxicante perfume de la tinta en un libro recién impreso llega hasta lo más profundo del cerebro del lector.

Y es esa experiencia táctil la que hace que un libro de papel se sienta auténtico en nuestras manos. El libro análogo es algo que se puede poseer, prestar, anotar, personalizar, dedicar. ¿Cómo dedicaran los autores los libros electrónicos descargados por sus lectores? ¿Acaso tendrán que firmarles el Kindle?

Otro triste aspecto de la inmaterialidad de los libros electrónicos es carecen de una portada. Claro, en la versión digital del texto se suele incluir una foto de la portada, pero ¿cómo va a ser lo mismo? Aunque el refrán dice que no puede juzgarse un libro por la portada, millones de personas saben que eso no es verdad. Parte de la gracia de visitar una librería es deambular sin rumbo entre las estanterías, y permitir ser seducidos por los cantos de sirena de los cientos de portadas que con colores, textos y formas nos persuaden a la compra.

Finalmente, una supuesta “ventaja” de los libros electrónicos es que puede guardarse la Biblioteca de Alejandría entera en un espacio menor al de una caja de zapatos. ¿Y que gracia tiene eso? Para quien gusta de los libros análogos, esta no es ventaja alguna, pues esos tomos compuestos de hojas impresas, cosidas por un extremo y protegidas por una portada, son artefactos preciosos para el bibliómano, y constituye un especial gozo exhibirlos en las libreras. Desde allí constituyen mudos garantes de nuestro acervo cultural, de nuestra pasión por la lectura, de nuestra sed de conocimiento. Son nuestros tesoros literarios, mucho más valiosos que el oro y la plata.

¡Larga vida al libro!

7 comentarios:

Prado dijo...

Yo también la celebro hermano! y vamos, las portadas de los libros son necesarias. El olor del papel... Soy de la vieja escuela, qué te diré. Pero igual me he tirado un par de libros digitales. En fin, un abrazo.

Charly Tempura dijo...

Yo pienso que los libros digitales son ideales para cosas como material de referencia, libros de texto, y otras cosas que precisan de intertextualidad.

Pero la literatura no tiene lugar en el mundo electrónico.

Lafán dijo...

Esta defensa del libro de papel, con portada impresa, y con perfume sui generis, me ha encantado. Tal vez sea porque no puedo imaginarme renunciando a ese amigo fiel, que me ha acompañado desde hace mucho tiempo.
En vez de estimular a la lectura, el "Kindle" va a asfixiar a los que todavía leen y no va a conseguir nuevos adeptos. Hay que considerar si no es parte de una consigna perversa para terminar de atontar a la población mundial.
¡Larga vida al libro de papel!

Valerie Hoggens dijo...

Pues yo no sé, soy mas liberal, pienso que libro es libro, y que muchos están románticamente ligados al libro de papel porque esa es la experiencia que han tenido siempre. Sin embargo, conforme se haga más extendido el uso del libro digital, probablemente la gente se va a acostumbrar a leer en pantallas o aparatos como el Kindle.

Y el Fondo de Cultura Económica piensa lo mismo:

http://cinismoilustrado.blogspot.com/2010/05/es-el-formato.html

Raquel dijo...

Saben, yo estoy tan acostumbrada a la lectura analoga, que todos los articulos que he leido de este blog, los he impreso antes... lo siento, creo que soy responsable de la muerte de muchos arbolitos...

Mi sitio de literatura dijo...

Ps, sin duda la compañía de un libro es insustituible, anotar tus impresiones de tu puño, o la dedicación de quien te lo obsequia o comparte la aventura de leerlo.

Javier dijo...

Este comentario llegua ya mucho despues de la publicacion original, es abril del 2011, y mi hija tiene un Nook Color, sus libros de texto pasaron de 60 libras en su espalda a 2.5 libras en su mano derecha, al menos no tendran una espalda deformanda antes de graduarse. Larga vida a los libros! (electronicos tambien)

Por si no los han leído:

Related Posts with Thumbnails