jueves, 11 de febrero de 2010

Desaceleraciones forzadas

(Foto: Stewart Cohen)

¡Cómo es de contradictoria la gente! Justo cuando hemos conquistado una de las más grandes aspiraciones de la humanidad, alguien ha decidido obstaculizar nuestro avance. Literalmente.


Durante siglos, el ser humano se esforzó por desarrollar medios de transporte cada vez más eficientes y veloces. Después de un largo proceso de prueba y error, finalmente llegó a la invención del motor de combustión interna. Por fin eran concebibles vehículos que rebasaran los 20 kilómetros por hora. Pero justo cuando la cosa iba viento en popa, surgió un grupo de enemigos de la velocidad, que, enarbolando la bandera de la seguridad y del altruismo, se opusieron al feliz tránsito de los conductores.

Este sector de la población decidió que la gente viajaba demasiado rápido para su propio bien, así que buscaron la forma de detenerlos. Bloquear las calles con manifestantes funciona siempre, pero ¿quién tiene tiempo de estar manifestando? Así que inventaron un obstáculo permanente, que obligara a la gente a reducir su velocidad. Así pues, nació el badén, también conocido como túmulo, montículo, policía dormido, speed bump, etc.

El invento se volvió popular, y con el tiempo, los badenes han adquirido muchas formas y tamaños. Hay unos que no obligan al conductor a detenerse, tan sólo le reducen la velocidad devastándole la suspensión del vehículo. Otros son tan altos que sólo pueden ser sorteados por los vehículos que cuenten con tracción 4x4 y un conductor con osadía de sobra.

La facilidad con la que se puede construir un badén hace que cualquiera con suficiente tiempo y asfalto pueda hacer uno donde le plazca. Por supuesto, es necesario un permiso municipal para instalarlos, el cual se concede luego de realizar un estudio de flujo de tránsito. Pero la realidad es que cuando la gente quiere poner un badén, lo hace sin detenerse a considerar frivolidades como el flujo vehicular. Así, hay áreas urbanas que se encuentran repletas de estos montículos, con dos o tres por cuadra. Transitar por esos lugares a la hora pico es un desafío supremo para la paciencia del conductor y para la integridad física del automotor.

Entre los nuevos avances de la tecnología están los badenes dinámicos. Activados con aire a presión, pueden ser inflados o desinflados según se les necesite, evitando frenazos innecesarios y así regulando de mejor forma el tránsito automovilístico. Hasta que estas maravillas sean de uso común, no quedará otra que resignarse y… bajar la velocidad.

3 comentarios:

Lafán dijo...

Comparto la visión del conductor: Uno quisiera que al manejar las calles siempre estuvieran como si fuera el 25 de diciembre a las 7 a.m., cuando uno llega en 5 minutos de la intersección Los Próceres y Diagonal 6 a El Trébol, manejando a modestos 70 km/h. Pero como siempre hay peatones y siempre hay unos que se sienten clones de Ayrton Sena, pues los túmulos son el último recurso para no morir aplastados.
Como siempre,hay dos visiones para cada problema.

Zapato Rojo dijo...

Me gustaría encontrarme al inventor de los badenes para atropellarlo con mi coche. Acaso no sería una dulce ironía?

Gretel Suveira dijo...

No se, me gusta la velocidad y todo, pero me gusta vivir también. Si los badenes son una inconveniencia para todos los conductores es lamentable, pero yo lo que menos necesito es un imbécil dándosela de conductor de carreras enfrente de mi casa.

Por si no los han leído:

Related Posts with Thumbnails