viernes, 5 de febrero de 2010

Techos a la vista

(Foto: C Squared Studios)

Es un hecho comprobado que la mayoría de las personas nunca eleva la mirada. Esto es muy comprensible, pues manteniendo los ojos en el suelo se evitan colisiones, tropezones y pararse en sustancias desagradables. Sin embargo, en las condiciones adecuadas, ver hacia arriba cuando uno está bajo techo puede ser algo muy informativo para quien sabe qué buscar.

Cuando se está dentro de una habitación o un local comercial, una mirada detenida al techo provee al observador experimentado de abundante información. Y es que el mantenimiento de techos puede ser costoso y complicado, por lo que muchos propietarios prefieren concentrar sus fondos en mantener limpios los suelos y las paredes, que es lo que la mayoría de la gente echa de ver. Un techo impecable es seña de un local nuevo, o de una administración cuidadosa. Un techo sucio, con rajaduras y/o manchas de humedad, indica que el local está yéndose en picada.

Pero cuando me encuentro en mi domicilio, alzar la vista me resulta además, una experiencia fascinante. Al contrario de las casas de reciente manufactura, que cuentan con techos lisos, la casa donde habito fue construida en un tiempo cuando estaba de moda decorar el techo con pequeños grumos de cemento, los cuales asemejan rosetas de maíz por su tamaño y forma.

Este techo tan original ha servido de fuente de relajación e inspiración en numerosas oportunidades. Por supuesto, tener una imaginación desbordada no está de más. En tardes de ocio, es fácil perderse en las formas de este granuloso techo. Dondequiera que se pose la vista, se pueden vislumbrar minúsculas escenas fantásticas, protagonizadas por personajes fantasmagóricos. El espectáculo nunca es el mismo, pues depende de la dirección y cantidad de luz que incida sobre las diminutas estalagmitas. Asimismo, incide poderosamente la posición del espectador y la habitación donde se encuentre. Quien dedique unos minutos a este pasatiempo podrá ver rostros y figuras alucinantes formándose y desapareciendo conforme cambia la luz de la tarde.

Para quienes tengan acceso a techos como éste y deseen intentar esta forma de meditación, una advertencia. Habrá ocasiones en las que las figuras de esta mandala de cemento parezcan cobrar vida, desplazándose a lo largo del techo a una velocidad inusitada. En ese momento debe interrumpirse inmediatamente el ejercicio visual e ir a traer una lata de insecticida, pues lo más probable es que se trate de una araña y habrá que acabar con ella antes de que haga un nido en la lámpara. ¿No les dije que era una actividad informativa?

7 comentarios:

Monica Salaberria dijo...

Yo tengo ese mismo tipo de techo, pero en mi casa lo conocen como "poporopo", así que procederé a disfrutarlo como mencionas.

Lo que se te olvidó comentar en tu artículo fue la marca de peyote que fumaste. Agradeceremos esa información cuanto antes, para poder replicar la experiencia adecuadamente.

JulesValley dijo...

¡No estoy loco!¡no estoy loco!¡no estoy loco!... a menos que vos lo estés

Geraldina Furlán dijo...

Ya estaba pensando que observabas tu techo acompañado de un cigarro extraño! Jaja! Arañas formando asentamientos en esos poporopos es demasiado común! Qué buen artículo! Felicidades!

Prado dijo...

Yo también tuve ese techo. Cuando no estudiaba sociales era Hernán Cortéz quien me veía. O Tecún Umán. Luego se formó un público que me miraba fijamente mientras dormía. Y me dio pena comer frijoles en la cena. Saludos.

Lafán dijo...

Antes la gente se ponía a ver las nubes para distinguir en ellas caras, figuras de animales, barcos, etc. Ahora, para evitar la contaminación o los sustos que los amigos de lo ajeno les dan a los distraídos, los imaginativos ven los techos de su casa...
¡Dichosos los que ven cosas fascinantes en los objetos más prosaicos! Seguro que nunca se aburren.

Ché Ché Ché dijo...

Precisamente por su idoneidad para el albergue de arácnidos e insectos en general, este tipo de techo ha ido desapareciendo en las construcciones modernas.

Lloro por las futuras generaciones, que no dispondran de fuentes de inspiración tan insignes.

Jean E. Saispas dijo...

Yo tengo un techo similar, pero como recién lo pintaron de blanco, mas bien parece un techo de queso cottage. Yum.

Por si no los han leído:

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